Friday, August 31, 2012

“Esto que hago para mí no es trabajo, es una necesidad de expresarme”

Entrevista a Equis Alfonso por Eva Silot en cubaencuentro

Aún preservo la imagen de Equis como aquel niño travieso e inquieto que me encontraba “mataperreando” en cualquier rincón del conservatorio Manuel Saumell en la Habana de los 80, en donde estudiábamos música y piano clásico. Quizás esa inquietud y energía interminables volcadas en su arte lo han llevado a convertirse en uno de los músicos más importantes de la Escena Alternativa de Música Cubana de los últimos 20 años. Luego de sus estudios de música clásica, Equis Alfonso comenzó su carrera profesional en el grupo Síntesis desde 1994, banda insigne que estableció un sello particular de fusión de la canción cubana proveniente de la Trova Tradicional y la Nueva Trova, con otros géneros musicales como el rock anglo y argentino, el punk, pop y funk. Síntesis además hizo una labor inédita de recuperación y fusión de varios cantos yoruba del panteón sonoro y rítmico de la música afrocubana, y estuvieron entre los pioneros en la incorporación de recursos del universo electrónico y electroacústico en la música popular cubana.

Equis es ciertamente un artista multifacético y en constante crecimiento. No solamente es compositor, productor musical, intérprete de varios instrumentos y cantante, sino que además produce y dirige sus propios videos, compone música para cine (películas como María Antonia, de Sergio Giral y Habana Blues, de Benito Zambrano), para diversas compañías de danza y colabora en otras producciones musicales regularmente. Su producción discográfica es fascinante y prolífera, un paseo sensorial en donde prevalece el experimento y la fusión bien meditados que te dejan con sabor de más. Solamente como solista Equis ha hecho seis discos: Mundo real (2000), X Moré (2001), Delirium tremens (2002), Civilización (2005), Revoluxion (2007) y Reverse (2011) que le han valido premios tanto en certámenes de la Isla de música y video como Cubadisco y Premios Lucas; en el Festival Internacional de Cine Latinoamericano de la Habana; así como en el español Premio Goya por la banda sonora de la película Habana Blues; y varias nominaciones a los Grammy latinos en diversas categorías, entre otros.

Definitivamente Equis no es un mero espectador de su entorno. Él es también un activo promotor de diversos proyectos culturales, por lo que fue nombrado Embajador de Buena Voluntad de la UNICEF en el 2010. Entre esos proyectos Equis ha estado a cargo de “Fábrica de Arte”, un espacio de encuentro para el intercambio entre artistas jóvenes en varias disciplinas. Fue además el director artístico de la 1ra edición del festival “Peace & Love” en Cuba y también del proyecto “Escuela contra Huracanes” junto a artistas franceses, para ayudar en la reconstrucción de escuelas luego del azote de huracanes en la Isla. En sus conciertos se aprecia un impecable trabajo de puesta en escena —no muy usual en el entorno musical alternativo cubano— que explota al máximo las posibilidades del universo de recursos de producción tanto en el sonido, las luces, uso de audiovisuales, coreografías, selección de músicos e instrumentos, maquillaje y vestuario en función de su música.

Conversé con Equis recientemente en Miami, en medio de su gira de promoción para la presentación de su nuevo disco Reverse en el Miami Dade County Auditorium el próximo 17 de noviembre del 2012. (En el link Somos Cuba se puede obtener información detallada sobre el concierto, y bajar gratis un multimedia de Equis Alfonso con sus mas recientes videos, música y fotos).

¿Qué aprendiste de tu experiencia en Síntesis? ¿Cuál fue tu contribución a dicha banda?

Equis Alfonso (EA): Síntesis es mi segunda escuela después de la clásica. No solo por la parte musical sino también porque me permitió investigar la inmensa riqueza de la música afrocubana, e inclusive ayudarme a entender de dónde vengo. En Síntesis tuve la oportunidad de traducir la música afrocubana a la electrónica, sustituir los toques por notas y descifrar sus códigos infinitos. Y no solo eso. Tuve que aprender a tocar percusión y otros instrumentos más allá del piano y la oportunidad de hacer colaboraciones y arreglos para canciones con músicos como Silvio Rodríguez. También todo el universo sonoro del rock me lo inculcaron allí. Entré en Síntesis en una época de mi vida en que me quería "comer el mundo", me pedían que hiciera arreglos para tres o cuatro canciones, me metí en serio en eso y comencé a ensayar, a investigar, e hice versiones de varios temas. Yo escuchaba el primer disco Ancestros de Síntesis como si fuera Queens, me lo sabía de memoria. Un día Lucía Huergo (arreglista, saxofonista y tecladista de Síntesis) no pudo ir a tocar y yo aún con el uniforme de la escuela puesto la sustituí y toqué todo un concierto. Yo soy fanático a Síntesis, no porque sean mis padres solamente, sino porque admiro y me gusta la música que hacen. Ya para el disco Ancestros II hice varios arreglos, aunque el trabajo de composición en Síntesis era de conjunto y todos los músicos aportaban, lo que enriquecía mucho los temas. Cuando empecé a hacer mi música en solitario me di cuenta cuanto me había nutrido de mi trabajo en Síntesis.

¿Cuál es tu motivación para desarrollar todas esas diversas facetas de tu proceso creativo como músico, productor y filmmaker ? ¿Cómo se produce tu proceso de creación?

EA: Ese interés por mezclar las artes empezó cuando entré a la Escuela Nacional de Arte. En una misma aula coincidíamos estudiantes de artes plásticas, danza, música y teatro. La posibilidad de poder compartir con otras artes en la adolescencia hizo esa etapa la más importante de mi carrera. Aprendí mucho de esa interacción que influyó en mi forma de componer y de estudiar la propia música al alimentarme de distintas fuentes. Cuando estudiaba música clásica en las escuelas de arte la música popular cubana estaba prácticamente prohibida. Recuerdo a músicos como la pianista Viviana Pintado que se sabían unas timbas tremendas pero que teníamos que tocar y escuchar a escondidas. En la ENA comencé a intercambiar con músicos como Robertico Carcassés, Ahmed Barroso, y Descemer Bueno, entre otros.

Esto que hago para mí no es trabajo, es una necesidad de expresarme. Yo no estoy en disqueras, no estoy contratado por nadie. Mis discos básicamente los he hecho independientemente. Solo los dos primeros estuvieron asociados con la disquera de Ivan Lyns y contaron con el apoyo de su escritor Víctor Martín. Sin embargo en esa situación yo tenía libertad absoluta de hacer lo que quisiera. Siempre he hecho lo que he necesitado hacer. Nunca he considerado esto un trabajo sino una necesidad espiritual de expresarme.

Háblame de tu discografía. ¿Cómo has llegado a cada uno de tus discos y que representan para ti? ¿Cuáles son tus influencias? ¿Qué te interesa transmitir a través de ellos?

EA: Mi primer disco, Mundo Real, lo hice viviendo en España. Tiene un toque nostálgico que me gusta y la intención del músico que empieza un disco en solitario y quiere recoger un poco de todos los géneros y buscar su estilo. Los textos de ese disco más bien son melancólicos. El segundo fue un homenaje a Benny Moré. Estando en España hice también música para una compañía que tenia Pepe Hevia en donde bailaba mi esposa. En ese momento me regalaron un disco recopilación del Benny. Lo escuché repetidamente, me puse a experimentar con la música del Benny y de ahí salió mi disco homenaje a él. Tenía claro que estaba haciendo una experimentación con la música de este disco sin límites y así es su resultado: con todo tipo de mezclas, fusión, sin ningún estilo que prevaleciera. Lo mismo estaba el hip-hop, el funk, música electrónica y jungle. Luego terminé el disco Delirium para danza y salió al mercado como música sinfónica contemporánea. Cuando terminé la música para esta obra de danza tenía casi una hora y media de grabación. Originalmente no tenía pensado hacer un disco pero cuando se puso en Cuba en el teatro fue mucha gente y también disqueras. BisMusic me propuso hacer la música de esta obra para un disco y a mí me encantó la idea. Luego vino el disco Civilización, que también parte de las mezclas, quizás más entre el funk y la música cubana, pero para mí demasiado acelerado. Lo contrario al disco Revoluxion que sigue siendo fusión entre la música cubana y otras pero más suave. Civilización también fue una necesidad de sacarme todo lo que tenía en ese momento, como un explote de creación. Creo que Revoluxion es un disco más maduro en la mezcla y la fusión. En ese tiempo me propusieron hacer la música de la película Habana Blues. Me empecé a centrar más en los textos, lo que había hecho un poco en Civilización.

El próximo noviembre harás en Miami la presentación de tu último disco, Reverse (2011) del que ya están disponibles excelente videos en redes sociales como Youtube y Facebook. ¿A qué le cantas y qué “poción” musical has usado en este nuevo disco?.

EA: En el momento que me decidí a hacer este nuevo disco estaba un poco saturado de la electrónica y la computación, entonces decidí hacer un álbum que fuera como un regreso, que descansa más en el piano y otros instrumentos y que estuviera más enfocado hacia la canción. Reverse trae esto, otra necesidad, otra faceta. Yo soy muy fan de Santiago Feliú y Carlos Varela que son los cantantes que me tocaron a mí generacionalmente. Tuve la posibilidad de tocar con los dos y para mí fue no solamente un trabajo sino un sueño hecho realidad. Mi música está muy influenciada por ellos. Este disco es totalmente “setentón”, de irme a la guitarra, al piano y los acordes. Estoy más centrado en las letras, y aunque no lo he premeditado así espero que cualquiera pueda agarrar una guitarra y cantar estas nuevas canciones.

El lenguaje audiovisual se ha convertido en un referente esencial en tu obra. En tus videos se aprecia un tratamiento meticuloso, pictórico y coreográfico de elementos narrativos como el sonido, los ritmos, los focos de cámara, las miradas y las letras. ¿Qué significa para ti el video como recurso expresivo?

EA: Siempre he sido un fanático del cine. Cuando empecé a hacer mis canciones me di cuenta de que también quería mostrar imágenes. Tuve intercambios con varios cineastas a los que les explicaba la idea que tenía, lo que quería, pero cuando lo llevaban a la práctica veía una distancia entre lo que tenía en mente y el resultado. En la época que comenzaron los videos clips en Cuba habían muchos clichés. En los videos siempre tenía que haber una muchacha, el mar, pero detrás de eso casi siempre había una historia entre el director y la actriz que se convertía en el tema central. En el primer video que hice cuando estuve en el grupo Habana en 1988 tratamos de dejar a un lado ese cliché. Luego, cuando comencé mis trabajos como solista, retomé el video. Utilizaba una cámara cualquiera y durante dos años estuve filmando y acumulando imágenes en distintos países cuando estaba de gira. De eso hice un video que me llevó tiempo porque tenía una máquina de edición muy mala. Era de 8 minutos y 40 segundos, y los conocedores me lo rechazaron por ser muy largo. Eso me ayudó a simplificar mis ideas, incluso hasta para las canciones trato de decir todo lo que puedo en poco tiempo. El video se ha convertido en algo muy importante para mí. Cuando escribes una letra es como leer un libro, te haces una idea, pero la imagen te cierra exactamente lo que quieres decir. Hay canciones a las que le hago videos y a otras no, para que lleguen de distintas formas a la audiencia.

La ciudad, pero más específicamente la imagen de la calle, su gente, sus gestos y miradas son protagonistas y escenario de buena parte de tu obra tanto musical como fílmica. ¿Cuáles son la Habana y la Cuba de tus canciones y videos?

EA: Las que vivo cada día. Mis canciones son el reflejo de lo que veo en la gente, de lo que siento, lo que vivo, y de lo que comparto con ellos. No la dibujo, la relato tal como la vivo. Yo me meto en los barrios y de ahí es donde sale esa fuerza y pureza, esa fotografía real. Por ejemplo, en aquel video del 2005 de la canción “Santa” tú ves una Habana “bonita”, destruida pero bella. Te puedes meter en un solar y de pronto te encuentras con distintos lugares en los que la gente intenta buscar un sentido de decoración o de belleza a pesar de la destrucción. Eso es en lo que yo me centro. No trabajo con actores sino con gente de la calle, ellos son los protagonistas. Mis videos ya están dejando de ser para mí videos clips, más bien los veo como pedazos de documentales.

Otra cosa que quieras agregar

EA: En los últimos cuatro años he estado más enfocado en el proyecto “Fábrica de Arte”, que intenta aglutinar a todo tipo de artistas. Recientemente se hizo un homenaje a la música británica en el cine Yara, y ahí intente crear esa colaboración entre músicos. Las colaboraciones entre artistas sin fines comerciales, de lucro u otro interés son pocas. Eso es una de las cosas que trato de superar con “Fábrica de Arte”. En este concierto estuvieron varios músicos: David Blanco, Ernesto Blanco, Sexto Sentido y un cantante del Coro Nacional, entre otros. Lo hicimos con mi banda de base y mis padres (Síntesis) y mi hermana Eme, hasta mi hija cantó. Lo que más me gustó del concierto, además de que la gente se divirtió mucho, fue la actitud de agradecimiento de los artistas por haber compartido y colaborado con otros. Espero que pronto me entreguen el lugar para llevar a cabo este proyecto, para concentrarnos en empezar a buscar más artistas y poderles ofrecer un lugar. Cuando se hacen eventos así en el aire es muy difícil poder aglutinar a los artistas de forma más permanente. Creo que hay que documentar el arte que se hace en nuestra generación y este proyecto es una forma de hacer eso. Eso es lo que quiero que en Cuba acaben de entender, porque me ha costado mucho trabajo. Por eso no he parado de hacer eventos y hago eventos donde quiera, pero en verdad me estoy agotando. Ya quiero que esto tenga un fruto, la gente se cansa. “Fábrica de Arte” intenta ser no más que una plataforma a través de la cual se dé a conocer al mundo algo de lo que está pasando en el arte en Cuba ahora.